Los payasos de la tele
¿Como están ustedes?
– ¿Cómo están ustedes???
– ¡Bieeeeen!
– ¡No se oye! ¿Cómo están ustedes????
– ¡Bieeeeeen!
– ¡Más fuerte! ¿Cómo están ustedes?????
– ¡Bieeeeeeeeeeeen!
En ese momento culmen de la presentación, temblaban los cimientos del plató en el cual se rodaba el invento (había público infantil en directo: los del «bieeeeen»); también, por supuesto, se elevaban las vibraciones de los chiquillos que, tras el cristal de un aparato de 1 metro cúbico, disfrutaban del espectáculo desde sus casas.
Se trataba de los «number one» de la diversión infantil del momento y no era otra cosa que la magia «del mayor espectáculo del mundo» en un formato televisivo. Probablemente, una forma de darle otro toque a una industria, la circense, que comenzaba a intuir su decadencia y veía cómo iban naciendo nuevas formas de entretenimiento y suministradas por otros medios.
Mágico, mágico no sé yo si era; eso sí, es lo que había… En principio no se le veía color al «show» a menos que lo vieses en directo. Por otra parte, tenían menos gracia que un chino «flamenqueando» y embutido en un traje de faralaes (aunque en realidad pensar en esa imagen es para «descojonarse»).
No, no tengo nada en contra de esos santos varones. Hacían su trabajo con gran éxito, todo hay que decirlo, en unos tiempos en los que la televisión ya se había convertido en uno más de la familia y las alternativas, por otra parte, eran escasas. No, no hay ninguna inquina por mi parte. Los cito únicamente como introducción a esta verborrea escrita…
Los payasos…
Hoy en día, los payasos son una especie en extinción. De ellos no queda más que un residuo romántico de viejas glorias circenses. Ya no se ven en televisión gentes con grandes «zapatones», haciendo reír al respetable, con caras maquilladas de manera exagerada y con vestidos de alegres coloridos. ¿O sí…?
Es cierto que los zapatones están en desuso, pero el resto de la indumentaria «payasil», sigue muy en boga a cargo de extraños personajes que desempeñan su papel de «clown» de una forma muy profesional. Además, al contrario que los primeros, estos sí que dan mucha risa…
«Pasen y vean el mayor espectáculo del mundo»: Repugnancias humanas, sin oficio pero con beneficio, que cuentan la verdad para seguir vivas…, infectos personajillos de caras amorfas, esperpénticas y «rerretocadas» quirúrgicamente, que esperarías ver al lado de la guarida de un pulpo, pero no en tierra firme…, perras de voz estridente que saben absolutamente de todo…, personajes obsoletos que son capaces de pasar calamidades de todo tipo en islas, casas o en cualquier otro puto sitio que les permita arañar unas migajas de su «glorioso pasado» o la posibilidad de encontrar un «artístico futuro» (y mucha «pasta», «of course»…).
No me digas que no da risa… Si uno viese toda esa ponzoña desde un punto de vista crítico, estaría riéndose toda la puta vida. Eso sí, es una diversión vacía, sin un ápice de profundidad o inteligencia humorística. Es una risa basada en el ridículo ajeno, lo cual, desde mi punto de vista, no me parece sano ni pertinente.
…de la tele
Quizás desconozcas que ese invento conocido como televisión no fue creado para la información y el entretenimiento del personal. Si echas un vistazo a ciertas patentes, la sólo lectura de sus títulos, provoca escalofríos: (US6506148B2) «Manipulación del sistema nervioso mediante campos electromagnéticos desde monitores». (US6017302A) «Manipulación acústica subliminal del sistema nervioso». Y así por decenas. (casi «ná»)…
Hay que decir que estas patentes no se muestran explícitamente relacionadas con la televisión, pero todos conocemos como funciona esta patulea de hijos de puta. Con la televisión lloras, ríes, te enfadas, empatizas, etc., partiendo de imágenes y sonidos, que aun sabiendo que no son reales, crean en ti una hemorragia de emociones. Estas, por supuesto, son utilizadas por los de siempre para meterte a «pelo» y sin condón, «tologordo» por el puto culo, sin que te des cuenta de que esas consignas simplemente han sido inducidas en ti en base a las emociones que te han creado.
Se trata de una manipulación sibilina y ejecutada de manera magistral. Saben perfectamente como reaccionamos a ciertos estímulos y utilizan todas las herramientas a su alcance para llevar a cabo tan malvada y vil acción.
De esta forma, cuando piensas que eres dueño de tus emociones y decisiones, muchas de ellas vendrán determinadas por las referencias televisivas que cada cual tenga. Y todo ello, ejecutado tan sutilmente, que ni siquiera serás capaz de darte cuenta que te están manipulando la mente.
Un bochornoso despropósito
Informativamente hablando, poco que decir…
Ávido de información, te postras ante unos imbéciles que únicamente leen en una pantalla todo aquello que «los de siempre» quieren que conozcas: Te dirán quién es el bueno y quién el malo. Te dirán quién es el tipo serio (tú) y quienes los «gorroplata», terraplanistas, negacionistas, machistas, xenófobos, fascistas y cualquier otra etiqueta que «ellos» han creado para que tú seas el «normal» y rechaces otras opiniones o informaciones.
Así, verás a médicos o científicos (oficialistas, «of course»), apelando a las emociones y no a paradigmas científicos: «¿Me va a decir usted que no existe el virus, con la de muertos y dolor que ha ocasionado…?». O a supuestos meteorólogos que comentan las fotos enviadas por sus televidentes, diciendo: «En esta foto vemos esas bonitas estelas de condensación…» (chemtrails). Es absolutamente bochornoso ver como la información es prostituida, sesgada y utilizada en pos de intereses espurios.
No más pensamiento crítico, no más sentido común, no más decisiones inteligentes y sopesadas. A ti te convencen que eres de los buenos y ya está… Yo soy normal, hago lo que la mayoría de la gente y tantos no podemos estar equivocados. Además, lo han dicho en la tele…
Creencias
Te imbuyen de creencias a tal nivel, que cualquiera que se oponga o disienta de las consignas que te han inducido, provocará en ti un rechazo absoluto y en algunas ocasiones violento; pese a que te ofrezcan argumentos viables y contrastados que refuten tu creencia (ese efecto se llama disonancia cognitiva).
Así de triste está el patio. Han conseguido crear una masa de borregos tan bien aleccionados, que negarán cualquier evidencia por categórica que sea. Seguirás las directrices del «payaso/a» de turno y defenderás sus posturas (siempre acordes a la oficialidad, por supuesto), pese a que esté un juego tu vida, la de tus hijos o la de la madre que te parió…
Esta es la puta sociedad que ha creado la repugnante televisión y de la cual somos partícipes y, sobre todo, cómplices.
Muchas decisiones erróneas he tomado en mi vida, de hecho, nada me va a salvar de seguir tomándolas. El tiempo suele ser el juez que sentencia al respecto. Llevo muchos años sin ver la televisión y pese a que ese implacable juez me ha permitido comprobar que fue una decisión acertada y que jamás en la vida he estado mejor informado, para el común de los mortales yo soy el raro…
Tras todo esto las preguntas que me surgen, entre otras, son: ¿A qué lado de la pantalla están los payasos de la tele? ¿Quién se ríe de quién? Y por supuesto, una última:
¿Cómo están ustedes???????…
Fdo. Charli
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ACERCA DE
Una muy pequeña entidad con un sencillo y humilde sueño: Quitarnos de enmedio a esta puta caterva de «hijosdelagran» que deciden en todos los ámbitos de nuestra vida. Casi «ná»…
Agradecimientos especiales a los artistas y la plataforma que han permitido ilustrar esta página:
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