Ha llegado el momento
Increíble
Pues sí. Ha llegado el momento…
«Penséme» yo, en mi absoluta ignorancia, que las personas eran inteligentes. «Creíme» que el sentido común era el más común de los sentidos. «Convencíme» de que el ser humano era la creación más perfecta y que por el maravilloso acto de nacer, se convertía en portador de una serie de intocables derechos.
Cuan equivocado estaba, pardiez…
El ser humano es un animal estúpido, sectario y carente de lógica. Por lo menos, el que yo conozco… Además, vive en base a unos derechos y obligaciones absolutamente relativos y que son impuestos por el «dictador» temporal de turno.
Cuando me pongo a reflexionar acerca de ello, no me lo puedo creer. Me restriego compulsivamente los ojos para asegurarme que no estoy ante algún tipo de alucinación, incluso en alguna ocasión me he llegado a plantear la posibilidad de dejar el «caballo», «el crack», la «meta» y las «rulas»…
Afortunadamente para mí y para el «camello» de la esquina de abajo, no lo he hecho; pero ganas no me faltan cuando me pregunto cómo coño es posible que seres que consideras inteligentes no se percaten de la mentira en la que vivimos. Me parece absolutamente increíble que no sean capaces de darse cuenta de que viven con un velo que una caterva de escoria les ha puesto ante sus ojos.
El mito de la caverna
Es natural, en este caso, que me venga a la memoria el «mito de la caverna» de Platón; que, si no lo recuerdas, te viene a decir que si intencionadamente te han estado educando toda la vida en base a una mentira, defenderás dicha insidia pase lo que pase, aun cuando el conocedor de una pequeña porción de la realidad procure hacerte partícipe de ella.
Por supuesto, no se me ocurriría arrogarme la potestad de ser conocedor de la verdad (quien así lo haga, es un imbécil más…); pero sí intento (infructuosamente, por cierto), que seas consciente de que existen realidades «muy reales», más allá de unas sombras difusas reflejadas en la pared de una caverna, que asumes como ciertas.
Lo lamento Platón. Misión imposible… No hay manera de sacar de esa «hipnosis» a nadie. Son tan «ignorantes» (primera acepción de la RAE: Que ignora o desconoce algo), que se postran ante los que les crean las sombras y tachan de enemigo a cualquiera que les haga ver que fuera de la caverna hay luz. Asumen el dictado de sus amos de forma automática e irreflexiva.
Ya me da igual y eso es casi lo más tenebroso y que más me inquieta del tema.
Ha llegado…
Creo que ha llegado el momento más doloroso. Una situación que ni tan siquiera había puesto en el tapete como posibilidad de nada; ahora, cada vez sube más posiciones en el ranking de «pajas mentales» que se me plantean según la realidad observable. Ya está en el «top cinco» y subiendo…
Cuando comenzó la inoculación tóxica, ya me planteé (siendo una situación infinitamente menos grave en cuanto a derechos y obligaciones que la de hoy), que tendrían que venir con muchas armas y hombres para que yo permitiese tal situación, incluso poniendo como aval, si fuese necesario, mi propia vida. Podrán hacer lo que quieran con la carcasa que se quede: Me pueden poner un cigarrito en la boca y hacerse un «selfi», darme por culo o inocularme lo que les dé la gana… Eso sí, intentaré por todos los medios a mi disposición y muy a mi pesar, que sobre las camillas aledañas se encuentre alguna carcasa más, además de la mía, cuando se produzca el intento de represión de mi libertad.
Jamás me he considerado, ni remotamente, un menda valiente. Siempre he procurado eludir los problemas (como la mayoría de seres), ya que te ponen en una vibración muy negativa de la que nunca he extraído disfrute alguno; pero he tenido la fortuna de ser extremadamente valiente cuando una situación radical me lo ha exigido. Y hasta que mis fuerzas aguanten, así seguirá siendo…
Mira que me jode, mira que me duele, mira que me angustia; pero parece ser que ha llegado el momento de echarle dos cojones…
…el momento…
Siempre me contaron que nuestros vecinos los franceses, eran nuestros enemigos… Utilizando la herramienta de la división (que «ellos» tan magistralmente emplean…), me hicieron creer que nos odiaban y que mi obligación era odiarles a ellos.
No pongo en duda que en otro tramo de la historia así fuese; que tuviesen un comportamiento traicionero, rastrero e indigno. No me importa. La historia hay que entenderla en su contexto y, al fin y al cabo, formaban parte del entramado para acabar con el paradigma mundial reinante, que no era otro que el del imperio español. Con la inestimable ayuda de ingleses (sobre todo), holandeses y algunos más, se dio paso al que «disfrutamos» hoy en día (el anglosajón).
Sin embargo y alejado de toda la programación a la que nos hemos visto sometidos al respecto, observo que el único lugar del mundo que conozco en el que se está haciendo frente a la dictadura que nos están metiendo por el culo, en forma de «apocalipsis zombi sanitario», es donde habitan nuestros hermanos los franceses. Veo con admiración cómo se están enfrentando con valentía a los putos esbirros armados que «ellos» les envían. Observo como han decidido parar lo pies a esta panda de villanos y esbirros que pretenden crearnos falsas obligaciones y sobre todo, restricciones de nuestra inalienable libertad. En otros lugares del plano también se están levantando. Aquí no, por supuesto…
…de dar…
En realidad, no sé que es lo que me sorprende. También me contaron que formaba parte de un pueblo de grandes gestas, aguerrido, con valores y dispuesto a defender con la última gota de su sangre a su clan y a sus semejantes… Sin embargo, hoy observo que formo parte de una población intencionadamente dividida, que acepta de buen grado dicha división; pero, sobre todo, asquerosamente pusilánime.
Con mis seres más cercanos, qué puedo decir… Tengo claro que no hay nada que hacer. Su nivel de adoctrinamiento es de tal índole, que les permite dejarse envenenar por una alarma sanitaria basada en una pandemia de falsos positivos y enfermos asintomáticos, de una enfermedad cuyo índice de supervivencia es del 99.5%. Y van a ser capaces (no lo pongas en duda), de envenenar a sus propios hijos…
…hostias
Por supuesto, mis palabras no son más que un ejercicio de libre imaginación que no pretende instigar ningún tipo de alzamiento. Yo soy un ser humano de paz que no le desea el mal a nadie, pero estamos sumidos en una situación extrema. No propongo salir a las calles a romperlo todo, sino tan solo ejercer nuestra libertad de pasear y reunirnos a la hora que se nos ponga en los huevos en nuestras plazas, nuestras playas y en nuestros parques (porque debieras entender que son nuestros y no de esta patulea de hijos de puta). Por otra parte, no aceptar bajo ningún concepto cualquier obligación sanitaria que provenga de un vial asesino. Y aquel esbirro que pretenda imponernos «su ilegal ley» deberá recibir su «más que merecido» merecido. Dialéctica, racional y pacíficamente, pero si nos obligan, «con la estaca en la mano»…
No tenemos que enfrentarnos a nuestros hermanos, amigos y vecinos; pero sí hacerlo contra los que pretendan reprimir nuestros inalienables derechos. No podemos permitir el acatar unas leyes que nos sancionan por vivir, por respirar, por negarnos a ser envenenados y por disfrutar de una libertad que intrínsecamente adquirimos al nacer.
Hoy por hoy y visto lo visto con el «borreguismo» general, no pongo la mano en el fuego; pero, por pocos que seamos, si nos obligáis a defender nuestra libertad a hostias, así lo haremos…
Ha llegado el momento. Ya he desempolvado mi horca y mi antorcha y espero de corazón no tener que utilizarlas…
«actus me invito factus, non est meus actus» (el acto hecho por mí, contra mi voluntad, no es mi acto).
Conclusión
«…¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
¿qué más os pude ofender
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
y teniendo yo más alma
¿tengo menos libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
-gracias al docto pincel-,
cuando atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le da la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
exención tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?…»
La vida es sueño (1635)
Pedro Calderón de la Barca
Fdo. Charli
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ACERCA DE
Una muy pequeña entidad con un sencillo y humilde sueño: Quitarnos de enmedio a esta puta caterva de «hijosdelagran» que deciden en todos los ámbitos de nuestra vida. Casi «ná»…
Agradecimientos especiales a los artistas y la plataforma que han permitido ilustrar esta página:
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